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El domingo por la tarde, ETH superó los 4.900 dólares, registrando un nuevo máximo cerca de los 4.946 dólares y situándose en la zona de descubrimiento de precios por primera vez desde 2021. El récord anterior de 4,867 dólares ha quedado atrás, la lateralidad ha dado paso al impulso y la línea del techo anterior se ha convertido en una zona por la que ahora luchan compradores y vendedores.
En el modo de descubrimiento de precios, el gráfico carece de puntos de referencia históricos: no hay capas de oferta con las que cotejarse. El camino a seguir viene determinado por la psicología y el flujo de ofertas: la rapidez con la que las compras agresivas absorben las contraventas y la disposición de los tenedores a largo plazo a desprenderse de monedas a nuevos valores. Cuando los niveles superiores no están repletos de posiciones, el impulso se desarrolla de forma más limpia: una serie de picos de actualización suele ir acompañada de una aceleración.
En el fondo, la rotación de liderazgo se ha manifestado. Mientras que BTC pierde inercia tras los intentos de reescribir los picos, ETH conserva una fuerza relativa y arrastra capital tras de sí. Este desequilibrio modifica el comportamiento de los participantes: los operadores a corto plazo cambian a un activo con mayor impulso, y las entradas cautelosas alimentan por sí mismas la tendencia.
Un factor significativo fue la compresión de la oferta líquida. El volumen de monedas disponibles para la venta rápida se está reduciendo: más ETH se destina al almacenamiento a largo plazo y al interés, y la demanda institucional aumenta la competencia por el volumen restante. En tal configuración, la ola de compra provoca una reacción en cadena - el precio tira de los vendedores cada vez más alto, mientras que el deslizamiento en tramos delgados añade velocidad al movimiento.
Pero los repuntes de fin de semana tienen su lado negativo. Cuando la actividad disminuye y el libro de órdenes se adelgaza, los movimientos se estiran más fácilmente que entre semana. Con el regreso de la liquidez total, el mercado suele poner a prueba la zona de ruptura en busca de fuerza. El regreso a la zona de ruptura no es una señal de ruptura de la pauta, sino una prueba de funcionamiento del soporte.
Técnicamente, el desencadenante más próximo es el mantenimiento del precio por encima del antiguo máximo y el estrechamiento de la volatilidad en el nuevo corredor. Cuanto más tiempo defiendan los compradores el territorio ganado, menos tentación tendrán los tenedores a largo plazo de precipitarse a la fijación y mayores serán las posibilidades de ver la siguiente onda alcista. Para los vendedores, la clave de la venganza consiste en dejar caer el precio por debajo del techo reciente y convertirlo de nuevo en resistencia.
La atención se centra ahora en cómo sobrevivirá el mercado al primer día completo de negociación de la semana. Si los compradores superan con facilidad el retroceso hasta la zona de ruptura, la confianza en los máximos se reforzará y el escenario de escasez de oferta obtendrá nuevo combustible. Si la presión de los vendedores hace retroceder el precio por debajo del récord anterior, la dinámica cambiará y los osos tomarán la iniciativa.