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En febrero de 2025, la participación de las empresas mineras públicas estadounidenses en el hashrate global alcanzó el 29%, lo que supone un aumento del 95% en comparación con el mismo período del año pasado. Según un informe de JPMorgan Chase, su potencia informática combinada aumentó a 244 EH/s, mientras que el hashrate total de la red Bitcoin aumentó en un 45%.
La alta competencia y la expansión de la capacidad ejercen presión sobre los mineros: el aumento del hashrate va acompañado de una disminución en el precio de la primera criptomoneda, lo que conduce a una caída en la rentabilidad de la minería. Como resultado, desde finales de enero, el precio por hash ha disminuido un 13%, y el ingreso promedio de los mineros por procesar bloques fue de 53.600 dólares en febrero, un 6% menos que en enero.
Las fluctuaciones del mercado recuerdan la situación de septiembre de 2024, cuando, después de varios meses de disminución de los ingresos, la cifra cayó a 42.100 dólares diarios. Sin embargo, en octubre, en medio de una reactivación del mercado, empezó a crecer.
La caída de la rentabilidad de la minería también se reflejó en la capitalización de las empresas públicas, que disminuyó un 1%. Sin embargo, en un contexto de caída generalizada del sector, algunas empresas están mostrando un fuerte crecimiento. Así, las acciones de IREN han subido de precio un 27% desde principios de febrero, alcanzando los 13,3 dólares en su punto máximo. Por el contrario, las acciones de Greenidge Generation cayeron un 20%.
El crecimiento de la potencia informática requiere que los participantes del mercado se adapten a las nuevas condiciones, lo que en el futuro puede conducir a consolidación y cambios en las estrategias de los principales actores.