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El hashrate de la red Bitcoin cayó a 684,48 EH/s el 25 de junio, el más bajo desde mediados de octubre del año pasado. Desde principios de semana, la potencia de cálculo ha disminuido en torno a un tercio debido al fuerte aumento de los costes operativos: los costes energéticos de los mineros aumentaron más de un 34% en el segundo trimestre, y los costes de mantenimiento de los equipos subieron junto con ellos. Al mismo precio de la electricidad, la rentabilidad de las grandes granjas se acercó a cero, lo que obligó a algunos operadores a cerrar temporalmente los parques ASIC.
Incluso tras la corrección del hashrate, la red sigue siendo segura: el nivel actual es más del doble del hito del verano de 2023, cuando sólo circulaban 379,55 EH/s. No obstante, el descenso de la potencia de cálculo señala una purga de los actores ineficientes del mercado y libera un nicho para los operadores de bajo coste. La situación puede invertirse con otro ajuste de complejidad previsto para el 29 de junio: los cálculos de CoinWarz apuntan a una caída prevista de la métrica en torno al 9,37%, hasta 114,40 T. Un cambio de carga similar el año pasado volvió a poner en línea rápidamente hardware con un mejor perfil de eficiencia energética, lo que mantuvo estable la blockchain.
El catalizador a corto plazo del descenso no ha sido sólo la energía cara. Algunos centros mineros participan en programas de reducción de carga de la red: los operadores reciben una compensación por descargar rápidamente las redes eléctricas locales durante las horas punta. Al mismo tiempo, se ha intensificado el factor de los riesgos climáticos y geopolíticos: la volatilidad de los precios del combustible y las interrupciones en el suministro de equipos están empujando a las empresas a hacer una pausa en la expansión de su capacidad.
A pesar de la caída de la cotización del hachís, el BTC se mantiene en 106.000 dólares, ayudado por las constantes entradas en ETF al contado. El fondo insignia de BlackRock ha acumulado activos por valor de más de 70.000 millones de dólares, lo que refuerza la percepción de Bitcoin como un activo de protección. Para los mineros, esto es importante: un mercado estable facilita el cálculo de la rentabilidad tras el recorte de la recompensa por bloque de junio. En un contexto de caída de la producción de nuevas monedas -menos de 450 BTC al día-, incluso un aumento moderado de la demanda puede restablecer rápidamente la rentabilidad de la minería.
Sin embargo, no todos los analistas confían en un escenario despejado. Si el hashrate sigue cayendo y el ajuste de la dificultad resulta insuficiente para compensar, algunas empresas podrían empezar a vender reservas, aumentando la presión sobre el precio. La política monetaria de la Fed seguirá siendo un detonante adicional: el aumento de los rendimientos de los bonos del Estado hace que los criptoactivos sean menos atractivos para los institucionalizadores, lo que significa que el bebé de la industria tendrá que demostrar una vez más su resistencia a los choques macro.